“Desde el momento en que me puse a buscar las bases de esta nueva pedagogía, mas grande era mi asombro, al constatar dónde estaba realmente el hueco, el vacío, lo que tantos habíamos notado en las aulas: ¿por qué tantos niños y niñas se aburren en las escuelas? Sencillamente porque no se conoce su potencialidad y porque no se sabe cuál es el proceso que sigue su sistema nervioso para organizarse y prepararse para un aprendizaje correcto y magnífico. Este es el punto negro que ha estado presente durante siglos en la institución educativa” (Juan Valls). Al iniciar su trabajo, los autores se dieron cuenta de que la inclusión de los criterios neurológicos, el conocimiento funcional del cerebro y de todo el sistema nervioso, no sólo ayudaba a mejorar el desarrollo motriz y manual, sino también al desarrollo lingüístico y a toda la inteligencia del niño y de la niña.